El domingo salí a
caminar a los alrededores de donde mi amiga está viviendo, pues el clima estaba
muy agradable. No llovía y la temperatura subió hasta los 7 grados. Hay un
parque muy grande que me tomó una hora y 20 minutos recorrerlo. En sí, es un
parque no tiene nada de especial, pero me encanta caminar en ellos. No soy una
gran amante de la naturaleza salvaje, pero la naturaleza arreglada, por decirlo
de alguna forma, sí que me gusta y me relaja.
Al final del
parque hay un muelle, y supongo que muchas personas también pensaron que el
clima estaba muy bien, pues el lugar estaba lleno de familias disfrutando de la
playa. Me senté en la orilla del muelle a comer un waffle y mirar el agua.
Caminé por la
orilla escuchando las olas y tratando de ignorar a mi pobre y lastimado pie.
Regresé al apartamento de mi amiga a cocinar algo.
En la tarde tuve
una cita con un alemán. Digo, mi amiga estaría ocupada preparando una
entrevista de trabajo y ni modo que me quedara sin hacer nada. El chico de
primera parecía uno de esos hippies que te juzgarán si no eres vegano, pero
nada que ver. Además, un alemán que habla checo y polaco no puede ser normal. En
el lugar que quedamos no había ni un bar o café, lo cual es raro. En Seria
siempre habrá al menos un café, no importa que tan remoto sea el lugar, pero
parece no ser el caso de Polonia. Al final decidimos comprar una botella de
vodka con sabor a avellana y nos fuimos a su apartamento a tomar.
Esa noche tomé el
autobús a Berlín. Fueron 8 horas de camino. Llegamos a las 5:40 de la mañana,
por lo que me fui dentro de la estación a buscar internet. Una vez cargado el
mapa me dirigí a la estación Nikolassee, crucé el puente sobre la carretera y
caminé hacia la estación de gasolina. Busqué un trozo de cartón y escribí
Utrecht en él. Estuve parada 2 horas ahí. Casi no venían personas y las que
llegaban iban hacia otro lugar o se quedaban ahí mismo en Berlín. Por fin
alguien me recogió, era un señor que trabajaba en una organización en la que
participan voluntarios de todo el mundo.
Muy amable y divertido, aunque no pudimos hablar mucho, pues sólo podía
llevarme 20 km a la siguiente estación de gasolina.
Me dejó en una
estación de gasolina a unos 50 km después de Hannover. Creo que ese lugar fue
el peor para esperar. Pasaba mucha gente, pero me ignoraban, y varias veces
personas que eran polacas y serbias me llamaron kurva (puta). En verdad que eran
muy groseros, no es como si los intentara obligar a llevarme. Por fin un par de
polacos que iban hacia La Haya me dijeron que me podían llevar. Se sintió tan
bien subirse al auto después de pasar 2 horas en la nieve.
La nieve desapareció casi llegando a Holanda
Llegando a
Utrecht fue muy difícil ver donde me dejaban, porque ellos en si no dejarían la
carretera. Íbamos rodeando toda la ciudad y no había una estación de gasolina
ni nada. Por fin decidieron hacer un pequeño desvío para meterse a la ciudad
(yo ya me veía llegando a La Haya) y me dejaron a aproximadamente kilómetros del
centro de la ciudad. Finalmente, sólo caminé y llegué al departamento de mi
amiga y su esposo. Fue fácil pues ya sabía el camino.
Me tomó 12 horas
llegar, podría ser mejor pero tampoco está mal. Además, ¡recuperé mi laptop! La
había dejado en Hannover ante de irme a Asia y después de que cosas ocurrirán,
esta terminó en Holanda con mi amiga.
El miércoles la
tomamos tranquila y mi amiga y yo caminamos a un parque. Fueron 4 kilómetros
hasta allá. Hacía mucho frío, así que en el camino hicimos una parada en una
tienda para entrar en calor, hahahaha
De regreso estábamos
buscando una coffe shop que alguien me recomendó, pero no pudimos dar con ella,
pensamos que la han cerrado, así que nos regresamos al apartamento a cocinar.
Mis medias hahaha las pobres ya estaban más que muertas, así que ayer comrpré nuevas. Además, estas no calientan nada, y las nuevas son térmicas.
Al final terminé durmiéndome como a las 7 de la tarde. Me sentía muerta. Y hoy
en la mañana me doy cuenta de que el ventilador de mi laptop no funciona, así
que tendré que ir a repararla.
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