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jueves, 10 de noviembre de 2016

La larga travesía desde Gdansk hasta Utrecht. Autoestop en invierno.

El domingo salí a caminar a los alrededores de donde mi amiga está viviendo, pues el clima estaba muy agradable. No llovía y la temperatura subió hasta los 7 grados. Hay un parque muy grande que me tomó una hora y 20 minutos recorrerlo. En sí, es un parque no tiene nada de especial, pero me encanta caminar en ellos. No soy una gran amante de la naturaleza salvaje, pero la naturaleza arreglada, por decirlo de alguna forma, sí que me gusta y me relaja.





Al final del parque hay un muelle, y supongo que muchas personas también pensaron que el clima estaba muy bien, pues el lugar estaba lleno de familias disfrutando de la playa. Me senté en la orilla del muelle a comer un waffle y mirar el agua.




Caminé por la orilla escuchando las olas y tratando de ignorar a mi pobre y lastimado pie. Regresé al apartamento de mi amiga a cocinar algo.



En la tarde tuve una cita con un alemán. Digo, mi amiga estaría ocupada preparando una entrevista de trabajo y ni modo que me quedara sin hacer nada. El chico de primera parecía uno de esos hippies que te juzgarán si no eres vegano, pero nada que ver. Además, un alemán que habla checo y polaco no puede ser normal. En el lugar que quedamos no había ni un bar o café, lo cual es raro. En Seria siempre habrá al menos un café, no importa que tan remoto sea el lugar, pero parece no ser el caso de Polonia. Al final decidimos comprar una botella de vodka con sabor a avellana y nos fuimos a su apartamento a tomar.


 El lunes fui muy muy floja, tenía muchísimo sueño. Estuve durmiendo y despertando a cada rato, fue frustrante. Todo mi cuerpo me pesaba, creo que sólo cociné pasta con pollo y listo. En la tarde llegó mi amiga con la buena noticia de que había conseguido el trabajo. Y después de hablar un poco era tiempo de irme. Me despedí de ella sabiendo que nos volveríamos a ver, muy posiblemente en alguna otra parte del mundo, porque a ella le encanta viajar también.

Esa noche tomé el autobús a Berlín. Fueron 8 horas de camino. Llegamos a las 5:40 de la mañana, por lo que me fui dentro de la estación a buscar internet. Una vez cargado el mapa me dirigí a la estación Nikolassee, crucé el puente sobre la carretera y caminé hacia la estación de gasolina. Busqué un trozo de cartón y escribí Utrecht en él. Estuve parada 2 horas ahí. Casi no venían personas y las que llegaban iban hacia otro lugar o se quedaban ahí mismo en Berlín. Por fin alguien me recogió, era un señor que trabajaba en una organización en la que participan voluntarios de todo el mundo.  Muy amable y divertido, aunque no pudimos hablar mucho, pues sólo podía llevarme 20 km a la siguiente estación de gasolina.


 En el siguiente lugar pasé una hora esperando. Tampoco había mucho tráfico, y la gente me ignoraba. Me estaba muriendo de frío, porque este es peor cuando no te mueves, además de que la llovizna no ayudaba. Por fin un señor en una grúa me dijo que él me podía llevar hasta pasando Hannover, ¡genial! Me subí y entonces me di cuenta, el hombre no hablaba una palabra de inglés. Era un libanes que llevaba 26 años en Alemania. Como pudimos nos comunicamos un poco, usando las manos o con palabras que se parecen en inglés y alemán.


 Mientras conducía nos fuimos aproximando a Hannover, fue raro ver esa carretera. Ahí había vivido durante diciembre, enero y febrero, y no me quedan tantos buenos recuerdos de mi vida allá. Lo único bueno es que el lugar estaba cubierto de nieve, y se veía precioso.



Me dejó en una estación de gasolina a unos 50 km después de Hannover. Creo que ese lugar fue el peor para esperar. Pasaba mucha gente, pero me ignoraban, y varias veces personas que eran polacas y serbias me llamaron kurva (puta). En verdad que eran muy groseros, no es como si los intentara obligar a llevarme. Por fin un par de polacos que iban hacia La Haya me dijeron que me podían llevar. Se sintió tan bien subirse al auto después de pasar 2 horas en la nieve.


 Ahora, ir con ellos dio un poco de miedo, porque, ¿adivinen qué? Se dirigían a mi como kurwa. Lindo, no es que de verdad pensaran que yo era eso, simplemente eran los típicos idiotas que se refieren así sobre las mujeres. Y tampoco hablaban inglés, puro holandés y polaco.

La nieve desapareció casi llegando a Holanda

Llegando a Utrecht fue muy difícil ver donde me dejaban, porque ellos en si no dejarían la carretera. Íbamos rodeando toda la ciudad y no había una estación de gasolina ni nada. Por fin decidieron hacer un pequeño desvío para meterse a la ciudad (yo ya me veía llegando a La Haya) y me dejaron a aproximadamente kilómetros del centro de la ciudad. Finalmente, sólo caminé y llegué al departamento de mi amiga y su esposo. Fue fácil pues ya sabía el camino.

Me tomó 12 horas llegar, podría ser mejor pero tampoco está mal. Además, ¡recuperé mi laptop! La había dejado en Hannover ante de irme a Asia y después de que cosas ocurrirán, esta terminó en Holanda con mi amiga.


El miércoles la tomamos tranquila y mi amiga y yo caminamos a un parque. Fueron 4 kilómetros hasta allá. Hacía mucho frío, así que en el camino hicimos una parada en una tienda para entrar en calor, hahahaha









De regreso estábamos buscando una coffe shop que alguien me recomendó, pero no pudimos dar con ella, pensamos que la han cerrado, así que nos regresamos al apartamento a cocinar. 



Mis medias hahaha las pobres ya estaban más que muertas, así que ayer comrpré nuevas. Además, estas no calientan nada, y las nuevas son térmicas.

Al final terminé durmiéndome como a las 7 de la tarde. Me sentía muerta. Y hoy en la mañana me doy cuenta de que el ventilador de mi laptop no funciona, así que tendré que ir a repararla.


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