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martes, 31 de julio de 2018

Cameron Highlands: De Campos de Té y Caminatas Asesinas



Desperté muy temprano, mi mochila ya estaba lista y yo aún tenía dudas sobre mi siguiente paso. Al final el miedo infundado me ganó y en vez de irme a la carretera tomé un autobús a mi siguiente destino, 4.6 euros tirados a la basura.


Salí del hostal a enfrentarme con el calor infernal, menos mal que por ser temprano el metro estaba vacío y pude disfrutar del aire acondicionado en paz. Llegué a la estación de autobuses y después de preguntar a varias personas pude comprar el boleto. 

El autobús era viejo, los asientos estaban en mal estado y para colmo me tocó hasta el frente. No tenían cinturón de seguridad, así que cualquier accidente o incluso un choque leve significaría salir disparada por los aires.


Nada pasó y fue así que llegué a Tanah Rata, el pueblo por excelencia para hospedarse para explorar las Cameron Highlands  si se viaja con poco presupuesto. Fui directo a instalarme a mi hostal donde las habitaciones me recordaron a los hoteles capsula. Dejabas la mochila en unos estantes y te metías a tu pequeña cama privada con vista a la calle, un ventilador y enchufes. Me gustan los lugares pequeños y cerrados así que estaba contenta e inmediatamente avisé que me quedaría una noche más. La temperatura era muy agradable, pues al estar en las montañas esta era menor a 25°C. 


No era la cama más cómoda del mundo, pero aún así la amé

El staff del hostal me trataron muy amablemente y un chico me recomendaba rutas para hacer trekking. Existen 14 caminos en la zona, cada uno con un nivel distinto de dificultad. Como ya era un poco tarde me recomendaron una corta que era el camino 5, dar vuelta por el 6 y finalizar con el 4 con una duración de 40 minutos... me fui en vestido y zapatos de ciudad, me tomó más de una hora.











El camino era un tanto difícil y muy espeso, apenas veía lo que había delante mio. Sin estar acostumbrada a ese tipo de caminatas terminé muy cansada, pero no hice ningún descanso, lo que es un logro personal.

Regresé en la tarde al pueblo para cenar algo rápido e irme a bañar. En el hostal conocí a un grupo de alemanes viviendo en Hong Kong, por navidad y año nuevo tuvieron una semana de vacaciones y fueron a explorar Malasia. Ese día fue navidad pero a nadie nos importó, lo "celebré" tomando una malteada de fresa, todo un atrevimiento tomando en cuenta mi presupuesto.


Mi idea era comenzar a caminar a las 6 de la mañana, pero estaba lloviendo. A las 9 paró y salí a hacer otra ruta. El camino 10 combinado con el 6 desembocaba en los campos de té. Fue bastante difícil y cansado. Fueron sólo 7 km pero siendo en la jungla con un camino difícil y resbaladizo por las lluvias se volvió una ardua tarea. Me caí 3 veces, vaya sorpresa. 


Había que usar esa cuerda para bajar... me resbalé porque estaba lleno de lodo y ya no necesité la cuerda

Esas plantas son el diablo, una casi me deja ciega

Pasé por una plantación de chayote. El camino se ve fácil, ¡pero no! estaba sumamente resbaladizo

Después de caerme por tercera vez me quedé ahí en el piso por 5 minutos pensando en las decisiones que estaba tomando en mi vida




Mucho mucho té


Para el regreso decidí hacer dedo porque no quería caminar al costado de la carretera. Tuve suerte y una familia me recogió enseguida dejándome frente al restaurante donde quería comer. 

Moría de hambre

Puesto que aún era temprano decidí hacer la ruta 7. La verdad es que me arrepentí, las piernas me temblaban, no estaba para nada en condiciones de hacer tal esfuerzo físico. Pero jadeando y sudando a chorros logré llegar al final del camino.




Tuve que cruzar sobre el tronco que estaba muy resbaladizo, creí que moriría hahaha



El tercer día fue mucho más relajado. Hice dedo hasta unos campos de té a una hora de camino (eran sólo 12km pero con el trafico y el camino difícil íbamos muy lentos). Una familia me llevó, los padres no sabían inglés, pero sus hijas si. 3 niñas de 5, 7 y 9 años, me sorprendieron ya que hablaban malayo, chino e inglés. Esas niñas van a lugares (suena mejor en inglés).

Finalmente llegué al Sungei Palas Boh Plantation Viewpoint. Básicamente sólo tomé fotos y listo, no había anda más que hacer. Hice dedo hasta la carretera principal y ahí caminé a la granja de fresas. Lamentablemente ya no se podían recoger después de las 2 de la tarde y tuve que conformarme con un helado y fresas con chocolate.






Por eso ya ni le pido a la gente que me saque fotos

Que triste haber llegado tarde u_u


Chocolateeeee

Por ese mismo camino hay un jardín de mariposas (Al que ni loca me acerqué porque les tengo miedo), viveros, casas de té y restaurantes. Preferí hacer dedo de regreso a la ciudad, un chico se detuvo a los 10 segundos y me llevó todo el camino. Fuimos conversando y me invitó a comer

Picante *^*

Regresé al hostal donde conocí a una chica de Estados Unidos que ya había pasado dos semanas en ese pueblo. Me dijo que no había hecho un sólo camino y que apenas había ido dos días antes a una plantación de té. Pasaba sus días en un café escribiendo. Dijo que cada día veía como llegábamos destrozados por caminar tanto y que no le encontraba lo divertido a eso. Y 'pensaba como es que era verdad, mientras hacía todos esos caminos odiaba mi vida, me dolía y hasta mal me sentía, pero al terminar me sentía bien conmigo misma. Es difícil explicarlo, pero por eso lo seguía haciendo.

Fuimos a desayunar en la mañana y nos despedimos, ella se quedaría unos días más y yo me seguiría a Penang. Me hubiese encantado quedarme más tiempo porque el clima era sencillamente hermoso, pero ya no quería seguir haciendo caminatas y eso es lo único que hay para hacer... que sea gratis. 

Caminé a las afueras del pueblo y a pesar de que es fácil me tomó mucho tiempo llegar, todos los aventones que conseguía eran por algunos kilómetros. Uno incluso me llevó medio kilómetro en su motocicleta. Me tocó gente platicadora, gente que sólo quería ser de ayuda pero no le interesaba socializar, otro que a fuerza me quería llevar a la parada del autobús. Finalmente la zona montañosa acabó, un señor me dejó a las afueras de Ipoh en la caseta de cobro.

Cuando me bajé fue la sensación más horrible que haya tenido. Ya no estaba en las montañas, el calor fue nuevamente un shock y aparte estaba esperando bajo el sol en la carretera. Sentía como mi piel se quemaba, me puse el velo que usé in Irán en los hombros pero aún así me estaba cocinando viva. Suerte que sólo fueron 5 minutos antes de que un señor se detuviera. 

Era un hombre muy agradable, muy sonriente. Me llevó gran parte del camino, no recuerdo para donde iba, pero en un pueblo me sacó de la carretera y me llevó hasta la estación de autobuses. Dijo que no tenía el corazón para dejarme en la carretera, no hubo forma de cambiar su opinión, incluso me compró el boleto, que al ser tan cerca sólo costó 2 euros, así que no me sentí tan mal. Dijo que no importaba, y que incluso si quería dinero me daba, le dije que no porque ya había hecho demasiado por mí y nos despedimos.


Amo a la gente chida

Tuve que esperar al autobús como una hora, si hubiese hecho dedo habría llegado antes pero ya no había nada que hacer. Llegamos a la estación y pagué los 0.50 centavos de euro para tomar el ferry a la isla de Penang.

Penang esperandome

viernes, 27 de julio de 2018

Llegada a Kuala Lumpur

Llegué en la mañana a Kuala Lumpur, la capital de Malasia. Me apresuré a llegar al control de pasaportes sólo para encontrarme con una fila increíblemente larga y un wifi que no funcionaba. La fila avanzaba lentamente mientras había un taiwanes atrás de mi que no dejaba de tratar de pasarse hacia adelante, aunque como mi mochila es grane le pude impedir el paso, sin embargo fue una molestia por los más de 45 minutos que estuve ahí.


Finalmente pasé el control sin que me hicieran una sola pregunta, miraron mi pasaporte y lo sellaron, igual que la vez anterior hacía dos años. Pasé rápidamente el centro comercial que es parte del aeropuerto, cambié un billete de 10 euros en el único lugar que vi donde podía hacerlo y tomé un autobús a la ciudad. 

Me pareció curiosa la decoración navideña siendo un país musulmán, aunque sí, es el aeropuerto 

Salir me significó un shock, hacía muchos meses que no sentía una temperatura tan alta y húmeda, me costaba trabajo respirar. Todo el camino me fui acalorada y cuestionándome el porque no había hecho dedo o el porque no había hecho una parada en Putrajaya para ver la mezquita rosa. Aún me arrepiento de ello.

Esta era mi segunda vez en Kuala Lumpur, la primera vez había pasado una semana ahí y ya había visto casi todo lo turístico. La única razón por la que decidí quedarme algunos días fue porque una chica irlandesa que había conocido dos años antes (En Malasia también, estuvimos de voluntarias en el mismo lugar por dos semanas) me dijo que estaría por ahí, así que reservé 3 noches en el hostal más barato que encontré por 4 euros la noche.

Caminé por aproximadamente media hora desde la estación donde el autobús había parado y antes de llegar al hostal hice una parada en un restaurante de comida hindú. Llené mi plato al tope porque estaba muriendo de hambre y lo devoré en menos de 10 minutos. Cuando vi la cuenta no me lo creí, 5 ringgit, eso era como 1.10 euros por toda esa cantidad de comida, había llegado al paraíso.

Llegué al hostal, obviamente no era lindo pero no tenía chinches y eso ya es ganancia. Conocí a una chica holandesa que estaba enferma y a una chica de Sri Lanka que llevaba como 2 semanas en ese hostal por no recuerdo que motivo. Hablamos un rato y después me salí a dar la vuelta, aunque realmente no tomé ninguna fotografía ni hice anda especial. Me pasé a una tienda a comprar pan y crema de maní para desayunar los siguientes días.

En la noche recibí un mensaje de la irlandesa, se había quedado más tiempo del esperado en Tailandia e iría a KL hasta el 29 de diciembre (estábamos a 22). Me molesté porque ya había planeado todo para verla cuando yo ni siquiera tenía intensiones de quedarme en esa ciudad. Pero no podía hacer nada.

En la mañana conocí a dos chicos alemanes que estaban de vacaciones, pasarían ese día en KL y se irían en la mañana a Tailandia. Fuimos a pasear juntos y les propuse ir a los puentes suspendidos cerca de la torre de comunicaciones, ya que la ultima vez que fui no los encontré. Esta vez Maps.me me dijo exactamente como llegar.

La torre ya estaba cerca, sólo un poco más

Y llegamos, una pequeña jungla en medio de la ciudad



De ahí fuimos al jardín botánico a caminar, el calor se había vuelto insoportable. Encontramos una especie de casas de árboles, nos subimos a una y dormimos un rato. Al despertar volvimos a los alrededores del hostal, uno de los chicos se fue a dormir un rato al hostal y con el otro me fui a comer algo a un restaurante chino. Esa ya fue más costosa... 3.80 euros, que robo :v


Estaban muy ricos, con carne de cerdo. Algo que amo de Malasia es que encuentras comida china, hindú e indonesia ya que estas tres naciones conviven en el país. 68.8% bumiputeras (autóctonos de la zona de Malasia, Indonesia y Brunei), 23.2% chinos y 7% hindúes.

Regresamos al hostal a dormir un poco para salir en la noche a algún bar. La verdad es que no me gusta gastar dinero en alcohol porque no es algo que necesite o me haga muy feliz, generalmente voy a bares y no pido nada, sólo paso tiempo con la gente. Pero este chico me invitó un white russian haha era con el que había ido a cenar, el otro seguía dormido, y una vez que llegó al bar nos saludo y desapareció por un buen rato. Finalmente salió y se había hecho de dos amigos nuevos, también alemanes.

El chico con el que estaba y yo decidimos irnos a caminar por Chinatown aunque ya todo estuviese cerrado. Nos sonreíamos como idiotas y nos acercábamos cada vez más.


Me asusta pero me gusta :v


Regresamos a hostal, fuimos a la terraza y conocimos a un chico de la Ciudad de México que estaba en su primer viaje fuera del continente Americano. Dijo que tenía planeado quedarse todo el mes en KL, lo cuestioné un poco sobre eso y le recomendé posibles lugares, pero no, ahí se quería quedar. Extraño pero es decisión de cada uno. Para entonces el chico ya me estaba rodeando la cintura con el brazo, por lo que el chico mexicano nos preguntó que si estábamos viajando juntos. Fue un poco embarazoso decirle que nos habíamos conocido esa mañana.

Nos fuimos al pasillo y tal como si el Bronco hubiese susurrado en mi oido "ahora dale un beso" me acerqué a él y temblando le besé. Su amigo fue lo suficientemente amable para quedarse fuera del cuarto por una hora hahaha y nada, nos despedimos para siempre porque él se iba como a eso de las 5 de la mañana, aún hoy en día seguimos hablando, aunque sólo como amigos.

Del día siguiente no hay mucho que contar. Caminé mucho para llegar a un restaurante que vi en Internet que recomendaban mucho y que resultó estar cerrado, terminé comiendo en uno de esos lugares que llaman "Economic rice" donde te dan un plato con arroz y tu te sirves lo que quieras del buffet.


2.30 euros y quedé muy llena

De ahí me fui a las Torres Petronas porque me gustan y a buscar zapatos, ya que mis botas eran para un clima más frío y aparte estaban destrozadas. Sin embargo no encontré nada que me gustara.


Decoración navideña dentro del centro comercial que está ahí en las Petronas

Una vez que el calor me venció regresé al hostal para planear el resto de mi viaje en Malasia. En ese momento tenía una lista de los países que quería visitar y los días que le dedicaría a cada uno, finalmente no la seguí para nada. Pero en fin, al día siguiente iría a un destino al que por mala planeación no pude ir dos años atrás.

No son antes pasar por un smoothie de fruta del dragon al lado del mercado central

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