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lunes, 14 de agosto de 2017

Un viaje por Holanda con la familia

Mi madre y mi hermano habían llegado desde México para recorrer algunos países por 15 días, tuve que hacer mil modificaciones al itinerario y al final no vimos casi nada de lo que estaba planeado al principio, pero creo que de todas formas estuvo bien. Después de los saludos y preguntar que tal había estado el vuelo nos encaminamos al tren para ir a La Haya. Lo bueno del verano es que aunque llegásemos a las 7:00 p.m todavía nos quedaba algo de luz para ver la ciudad.

Llegamos al hotel... que ajeno suena eso, yo en un hotel. Así con baño privado, habitación amplia, sin otras 9 personas que no conozco al rededor, silencioso. Era tan extraño, pero sé que a mi madre le hace feliz así.

Mi madre tratando de sacarme fotos

Hotel o.o

Caminamos un poco al rededor de la ciudad hablando y poniéndonos al tanto de que había pasado estos últimos meses. No fue un encuentro emotivo, no me van esas cosas. Se siente como cuando vas a visitar a tus padres el fin de semana y creo que es lo mejor mantenerlo así. El paseo no duró mucho pues estaban cansados del viaje, pasamos a comprar algo para cenar y nos fuimos al hotel.





En el cuarto me mostraron todas las cosas mexicanas que me habían traído. No eran muchas, pero eso es porque yo no tenía espacio en mi mochila para almacenar, al menos me llevaron una botella de litro y medio de una salsa que me gusta para poder llenar mis botes de 100 ml.

Al día siguiente se levantaron muy tarde ¿Quién los culpa? no los quise apresurar y decidí que sólo caminaríamos por el centro. Ya había estado en La Haya algunas veces, pero sólo en la playa, la verdad es que me sorprendió gratamente el centro. Tiene edificios preciosos y calles muy amplias.




Una escultura que me gustó y mi madre y hermano comiendo detrás haha


Fuimos andando hasta la playa, la cual estaba muy fría para entrar pero era perfecta para caminar y sentir la arena bajo los pies. Esta lleca de pequeñas conchitas, no tengo idea de cuantas habrá recogido mi madre, pero se entretuvo un buen rato.




Esta es una de varias esculturas mostrando como el humano destruye el ecosistema

Para la hora de la cena los llevé a un lugar que alguien ya me había llevado para comer panqueques holandeses, son un poco caros pero gigantescos. Hay dulces y salados y saben delicioso, nos quedamos un buen rato ahí hasta que comenzó a oscurecer, por lo que regresamos al hotel.


Yo quedé muerta, pero ellos todavía tuvieron espacio para una copa de helado, una locura.

Al día siguiente partimos temprano para Amsterdam, es tan incómodo meterse al tren con maletas. Fuimos al hotel a dejar las cosas y después de que se quejaran que no estaba tan bonito como el otro nos encaminamos al centro, aunque es verdad, no estaba nada lindo, pero al menos estaba cerca de la Estación Central. 


Como el free walking tour comenzaría en media hora fuimos a comer un bocadillo y por primera vez decidí probar el famoso arenque que venden por todas partes. La tradición dice que lo agarras de la cola y te lo metes a la boca, así que cuando vi que lo cortó en trozos y me lo dio con un palillo le pregunté sobre eso.

"Tal vez así se lo comerán en otras ciudades, aquí en Amsterdam somos civilizados." me contestó muy seriamente.
"Ah si, es que yo vi que así se lo comían en Groningen, debe ser porque allá todos son granjeros." Se rió y me dijo que yo tenía la actitud para vivir en Amsterdam. Y es que la gente del centro dice que los del norte y el sur son todos granjeros.

Por cierto, me encantó, pero a mi en general me gusta el pescado crudo

Nos fuimos al tour y nos nos gustó. Mi madre dijo que en momentos era muy aburrido, yo comparándolo con otro que tomé meses atrás me di cuenta que omitía mucha información y nos habló mucho de tiendas. Una chica preguntó que si había universidad para trabajar en el distrito rojo, lo preguntó muy enserio.

Al finalizar el tour fuimos a comer albóndigas holandesas, la mujer que nos atendió era brasileña y hablaba español, además de que cocinaba riquísimo. En serio, que delicia esas albóndigas, si regreso a Amsterdam tengo que ir de nuevo.

Después de eso simplemente caminamos, les llevé a un lugar que yo considero una atracción turística por si misma. La fila para entrar a la casa de Ana Frank, es tan larga que impresiona. A la casa nunca me ha interesado entrar, sé la historia y demás, pero no me llama la atención. Seguimos caminando hasta la zona del Rijksmuseum porque me gustan los alrededores, pero ya estaban cansados y no pasamos mucho tiempo ahí.

No le tomé foto a la fila pero si a la puerta haha






Personalmente Amsterdam me estresa mucho por la gran cantidad de personas que hay, así que pensé en hacer un recorrido por los pueblos pesqueros, que es una ruta popular y no la había hecho pensando en que la haría con ellos algún día. Normalmente la gente visita Edam, Volendam y Marken, de hecho las excursiones pagadas van ahí, pero a mi se me ocurrió agregar dos paradas, Monnickendam y Broek in Waterland, ya que quedan en el camino.


En la Estación Central hay una oficina donde se puede comprar un boleto para todo el día con un costo de 10 euros, además de que te entregan un mapa para ver que autobuses tomar. La primera parada fue Edam, donde al parecer hay un mercado de quesos un día a la semana, cuando fuimos no había nada, aunque igual compré un queso. El lugar es pequeño con muchas calles pequeñas lindas.











De ahí tomamos el autobús a Volendam, que es el lugar más popular y turístico de todos. La calle principal estaba llena de personas tomando fotos y comprando recuerdos. Caminamos por ahí y fuimos a una presentación de quesos, después compramos un paquete de papas a la francesa y el ambiente se comenzó a poner feo.









Lo que pasó después es que básicamente los hice caminar en la lluvia hasta un molino y de ahí a otros atracción que estaba cerrada. Mi hermano quería matarme, aunque mi madre dice que a ella si le gustó la caminata. Y esta es una de las razones por las que prefiero viajar sola, cuando cometo un error así la única perjudicada soy yo.


Nos sentíamos como idiotas caminando con eso puesto


Se supone que muestran como se solía hacer el queso, pero no había nadie

El siguiente pueblo fue Broek in Waterland. En sí no hay mucho que ver, sólo es un pueblo con casas lindas para admirar. Me gustó caminar al rededor, se pueden rentar pequeños botes, aunque estaba lloviendo y no hubiese sido agradable. La mejor parte fue cuando llegamos a una iglesia que tenía una cafetería por dentro, las iglesias siempre me han parecido bellas, así que tomar café y pastel en una fue muy agradable.







El clima mejoró mucho cuando llegamos a Monnickendam, un pequeño pueblo medieval que se veía bien conservado. De igual forma no había nada en especifico que ver, sólo caminar alrededor. 










El último pueblito fue Marken, sus casitas verdes me recordaron mucho a Zaanse Schans, como ya estábamos cansados caminamos un poco por el centro y regresamos a Amsterdam. Había una tienda que vendía muchos zuecos y donde tenían una presentación de como se fabrican, es una pena que hayamos llegado muy tarde para poder verla, ya estaban por cerrar todo.










En la mañana partimos para Utrecht, mi ciudad favorita en los Países Bajos y a la que he ido un montón de veces. Llegamos al B&B que reservé y por suerte la habitación ya estaba lista, la dueña nos dijo que podíamos pagar en la noche ya que su marido llegara. Les llevé por las calles y me sentía de muy buen humor, decidimos hacer un paseo en barco por los canales, nunca lo había hecho. Lamentablemente el tour sólo era en inglés y mi madre se durmió.


La comida de Suriname es deliciosa




De ahí quería llevarlo a uno de los numerosos parques que hay alrededor de la ciudad, tenía uno en especifico en mente pero me equivoqué y terminé en otro al que jamás había ido, siempre se descubren nuevos lugares. Me gustó, había un jardín de rosas y después el parque como tal era muy grande.






Terminamos el día yendo por bitterballen y al menos yo lo acompañe con cerveza de cereza.



Llegamos al B&B y no quiero hacer el cuento largo, el dueño era un turco que llevaba ya más de 30 años en Utrecht y parecía muy amable al principio... ya que mi madre se había ido a la cama fui a pagarle por el cuarto, me dio mi cambio y luego me preguntó si tendría sexo con él... ¿Es en serio? No sé, pero me dio mucho asco, demasiado. No siquiera le contesté, sólo me di la media vuelta para meterme al baño azotando la puerta. No le dije nada a mi madre para no preocuparla, que coraje me dio cuando me dijo que el señor le había caído muy bien.

No sé como es que no sabía eso antes, pero al parecer hay un castillo cerca de Utrecht así que aproveché porque sería una excursión perfecta. Llegamos y la entrada a los jardines era de 5 euros, para entrar al castillo eran 12, así que nos conformamos con quedarnos fuera. Pero no hay problema, son enormes y llenos de flores. 

El castillo De Haar data de 1391, aunque fue restaurado en 1892. Desde 1482 perteneció a la familia Van Zuylen hasta el año 2000 que fue cedido a la fundación Kaastel de Haar, aunque quedó estipulado que ellos podrían pasar un mes al año en el castillo, de ahí comenzaron a restaurarlo nuevamente. En el 2011 murió el último hombre de la familia y las hijas vendieron toda la colección de arte dentro del castillo.









Había un laberinto, después de llegar al centro me costó trabajo salir de ahí

Después de ver los jardines, que la verdad nos llevó bastante tiempo, regresamos a Utrecht para ver a Laura y su esposo Ivica. Fuimos a cenar a un restaurante griego y después a caminar por la ciudad. Fue una tarde tranquila, aunque se hizo obvio como la ciudad muere temprano y no podíamos encontrar un lugar donde comprar pastel.

Después del encuentro fuimos a recoger las maletas, el dueño insistió en llevarnos a la estación de trenes, yo no quería pero mi madre sí, así que me jodí. Quiso despedirse con un abrazo pero fui más rápida y sólo le estreché la mano rápidamente. Fuimos hasta la estación y esperamos el autobús que nos llevaría a Bruselas.

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