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jueves, 7 de diciembre de 2017

Bratislava, Frankfurt y Düsseldorf no son los mejores lugares durante el invierno

Esperé en la estación 15 minutos hasta que mi autobús apareció, desganada subí a él y la corta travesía hasta Bratislava comenzó. Llegué y mientras esperaba a Mária noté como el frío me calaba más, todo se veía mas oscuro y las gotas de lluvia dolían, estaba tan triste. Y aún así cuando ella llegó tuve que obligarme a poner una sonrisa, la vida seguía. 

Caminamos hasta su apartamento para dejar mis cosas y de ahí fuimos a comer a un restaurante típico y bastante turístico. Obviamente tenía que pedir Bryndzové halušky, unos noodles con mucho queso de cabra y tocino, es una delicia y no los comía desde la última vez que había estado en Eslovaquia 3 años atrás. Para beber pedí kofola, es un refresco de cola checo, pero tiene un sabor muy particular. Eric y yo la llamamos la bebida comunista ya que era lo que se encontraba durante esa época en Checoslovaquia antes de la caída del régimen en 1989, cuando coca cola y pepsi fueron introducidas al mercado.



De ahí fuimos a caminar un poco por el centro de la ciudad y subimos hasta el castillo. Lo que me dijo es que rara vez un local camina por el centro, es un lugar meramente turístico y a menos de que trabajes ahí, no hay razón para ir. No nos quedamos mucho tiempo pues el clima estaba horrible. Nos dirigimos de nuevo a su apartamento y estuvimos viendo una serie por el resto de la noche.



Ese ovni en el puente es el restaurante más costoso de la ciudad, pero al parecer la vista es muy buena


Mária se tuvo que ir a trabajar muy temprano y pensé en salir, sin embargo cuando miré por la ventana fue un gran "nop nop nop", estaba lloviendo, hacía mucho viento y frío. Ya había estado dos veces en la ciudad, no había gran cosa que pudiera hacer de todas formas. Sólo me quedé viendo series hasta que fui al café donde me había quedado de ver con Mária. Después de un capuccino fuimos a cenar a un lugar de crepas muy popular, ya que este no ha cambiado desde los 90's e invoca nostalgia en la gente. El lugar se llama Palacinka Lacinka y es delicioso y barato.



Pasamos por un hotel con una forma muy peculiar

En la tarde noche salimos con dos de sus colegas del trabajo, ellos fueron a cenar y nosotras sólo pedimos algo de tomar. Me dijo que posiblemente serían muy callados o me ignorarían, ya que como buenos programadores, no eran tan buenos socializando. Pero al final todo estuvo bien, pudimos conversar normalmente y tuve una buena noche en la que me invitaron varios shots de vodka. Mária estaba completamente ebria, yo tuve que cuidarme de no pasarme porque no me gusta perder el control si estoy con personas que no conozco.

Estando ebria me dijo que me fuera al otro lado de la mesa para sacar una foto hahaha

Mária salió nuevamente temprano a trabajar y puesto que el día estaba precioso decidí que era una buena idea ir a la fortaleza Devín, pues nunca había estado ahí. Busqué la ruta de autobús en Internet y me fui a la estación a esperar, y esperar y esperar. La pantalla marcaba que el autobús pasaría en unos minutos, después marcó que ya había pasado, no entendía nada. Hice una búsqueda más exhaustiva y... el servicio deja de funcionar desde octubre. Como no me daban ganas de caminar 12 km (24 si contamos el regreso) simplemente me fui a dar otro paseo por el centro. En la tarde fuimos a cenar una hamburguesa a un sitio muy popular que siempre está lleno, por suerte encontramos un par de sillas libres en la barra. La hamburguesa estaba deliciosa y era enorme, casi muero.

Sol que no quema


Me gustan los zorros


Esa tarde Mária debía de preparar unos papeles para el nuevo trabajo al que estaba aplicando, así que no hablamos mucho y de hecho me dormí como 3 horas. Desperté y apenas hablé con ella antes de salir a la estación de autobuses para tomar el mío a Frankfurt.

Llegué a las 11:40 porque el autobús se retrasó como dos horas. Fue un viaje horrible, todo bien desde Bratislava hasta Viena, tenía los dos asientos para mí e iba cómoda. Pero de Viena a Frankfurt el autobús iba completamente lleno, me tocó sentarme con un señor demasiado alto para esos asientos e iba invadiendo mi espacio personal por horas. A mitad de camino muchos personas se bajaron y me cambié de asiento para estar en la ventana... la persona de atrás se movía mucho y le pegaba al asiento a cada rato. La chica se bajó y un chico altísimo se sentó junto a mí, otra vez mi espacio era invadido. Y finalmente y lo peor de todo, una mujer demasiado obesa con un engendro se sentó junto a mi, detesto como huelen los bebes, es como a leche agria. Yo sólo quería que ya terminara el viaje.

Cuando por fin pude salir y respirar aire fresco caminé hasta el apartamento de Filipe y Tom, un brasileño y un alemán que había conocido en abril cuando estuve en Dublin y que me dijeron que si un día pasaba por la ciudad fuera a verlos. Lamentablemente llegué en un mal momento porque ambos estaban muy ocupados. De igual forma Tom hizo un espacio para ir a comprar comida y cocinar, después vimos una película y Filipe llevó sus cosas para seguir trabajando en la habitación. Después de hablar con él sobre como llegó a Alemania, me dio una idea sobre lo que haré si mi plan para el próximo año no funciona.

En la mañana salí a explorar la ciudad, no tenía mucho tiempo pues anochece muy rápido. No sé porque siempre tuve la impresión de que Frankfurt era una ciudad gigantesca, pero la verdad es que es pequeña. No me tomó mucho tiempo caminar por el centro y las afueras del centro, antes de salir había marcado en el mapa todos los lugares que me interesaban ver. 

No se veía nada por la neblina




Sin mi carota haha

Estaba enojada al tomar esta foto, había recibido un mensaje de alguien que se cotiza demasiado, pues que se vaya al cuerno

La opera


Me senté en esa banca a comer mi almuerzo... un huevo hervido

En mi último día no hice nada, vi películas haha el invierno me hace una persona muy floja. En la noche salimos a caminar por el río y regresamos al apartamento a la 1 de la mañana, lo que no fue muy buena idea considerando que me tenía que levantar a las 4:30 a.m para ir a tomar el autobús a Düsseldorf.



Que horrible fue cuando sonó el despertador, como pude me arrastré fuera de la cama, tomé mis cosas y salí a la oscuridad de la calle rumbo a la estación. Llegué a las 9:30 de la mañana y caminé un poco por los alrededores, al principio pensé que sin querer había llegado a Japón. Había restaurantes japoneses por todos lados, librerías con libros en japonés y aparte en la calle escuchaba únicamente japonés, nada de alemán. Posteriormente sería informada que la ciudad tiene la mayor comunidad japonesa del país y la tercera en Europa.



Quedé de verme con mi anfitrión de couchsurfing enfrente del museo de Goethe, autor alemán del cual intenté leer el libro de Las desventuras joven Werther, aunque nunca logré pasar de las 10 páginas, no es mi estilo.


Llegó en su bicicleta pero tomamos el tram de regreso a su apartamento. Dejé mis cosas, desayuné algo y nos fuimos al centro a caminar. Me habían dicho que Düsseldorf era más moderna que Colonia o Bonn y por eso no me había interesado antes por ir, pero no me dijeron que era porque tenía edificios como los del Neuer Zollhof, un complejo de 3 edificios con una arquitectura bastante peculiar.




Lo siguiente que me mostró fue el Killepitsch, un licor a base de hierbas originario de esta ciudad con un porcentaje de alcohol del 42%, muy rico, dulce y que pega bastante, al menos a mí que no estoy acostumbrada a tomar. Caminamos un poco más por la ciudad antes de ir al supermercado a comprar ingredientes para cocinar y después al apartamento.




Unos amigos suyos lo habían invitado a una fiesta técno, yo la verdad paso de esas cosas pero le dije que por mí no había problema si él iba. Se lo dije con esta frase "Me gusta tan poco ir de fiesta que una vez alguien me dio las opciones de ir de fiesta o tomar drogas, acepté la segunda y no me arrepiento." Adivinen a quien le ofrecieron drogas de nuevo hahaha Sólo fue éxtasis,pero sinceramente me venía muy bien ya que había tenido un problema con Eric y estaba sumamente triste. Esa cosa me puso eufórica, de muy buen humor e incluso bailé y bailé hasta que puso música tranquila haha me senté en el sillón, el cual era muy suave, toqué su cara que también se sentía tan suave. Un toque llevó al siguiente y de repente estábamos en la cama. En algún momento de la noche me desperté y fumé un poco, lo cual me hizo dormir hasta las 3 de la tarde del día siguiente.

Había desperdiciado todo el día durmiendo y aparte me sentía muy cansada todavía. Pasé el resto del día hecha bolita en el sillón viendo Rick and Morty.

En la madrugada se despidió de mi a las 6 de la mañana y me dijo que cerrara la puerta cuando me fuera. Pensaba hacer dedo hasta Eindhoven pero no me sentía bien, ni física ni emocionalmente, no tenía las fuerzas como para interactuar con otro ser humano. Decidí comprar un boleto de autobús por 7 euros y olvidarme de todo. Llegué a la ciudad y me dirigí a la casa de mi anfitrión de couchsurfing, con quien ya me había quedado anteriormente, me dijo que una chica de España se estaba quedando también, lo que me pareció perfecto.

Eindhoven tiene varias cosas de este estilo

La ciudad estaba muerta

Eran casi las 2 de la tarde cuando llegué y ellos apenas iban a desayunar, el siguiente plan era ir a una granja orgánica pero ya era muy tarde así que sólo nos quedamos viendo una película. Preparamos la cena y él se tuvo que ir a trabajar, ese día tenía turno de 10 a 4 de la mañana. Yo me fui a dormir temprano ya que me tuve que despertar a las 6 de la mañana para caminar hacia el aeropuerto, pues tomar el autobús sería bastante costoso (creo que son 3.70 euros del centro al aeropuerto, pero son 40 minutos caminando desde la casa de mi host, así que decidí caminar los 7km y ya). 

Llegué con tiempo de sobra al aeropuerto, pasé rápidamente los controles de seguridad y estuve sentada esperando el vuelo. Dormí casi todo el camino a Dublin, aparte de eso había descargado varios tomos del cómic que estoy leyendo por lo que no me aburrí. Finalmente el avión aterrizó y me encaminé a mi peor pesadilla, el control migratorio irlandés, siempre hacen demasiadas preguntas y yo jamás tengo un vuelo de regreso a México. Al menos ahora tenía un boleto de avión fuera de Europa y pensé que eso tendría que ser más que suficiente.

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