Otro año se ha terminado. El 2016 estuvo lleno de aventura y experiencias nuevas, reafirmando que amo mi vida como nómada. Decidí explorar un nuevo continente por unos meses, aunque irremediablemente me vi atraída de regreso a Europa, es como si no pudiese dejarla ir. En cierta forma, se ha convertido en mi hogar.
Este año visité 6 países nuevos, 11 países en total y 41 ciudades. Pasé una noche en la calle, 5 noches en aeropuertos, muchas noches en autobuses e incontables noches en sillones. Conocí tantas personas, y a muchas de ellas las puedo llamar amigos ahora, teniendo en cuenta que las amistades que se hacen en el camino son peculiares. Me rompieron el corazón 4 veces, la última vez en julio.
Comencé el 2016 con el pie izquierdo, en una relación mala que no iba a ningún lado y una ciudad alemana que no me hacía sentir nada. Después de un altercado, estaba más que segura de que ese no era mi lugar. Salí con mi mochila, 3000 dólares y un boleto sólo de ida hacia Indonesia. Los primeros días fueron difíciles, el pasado me seguía a donde fuese. Creo que esa es la razón de que no disfrutara enteramente ese país. Cada paso que daba iba cargado de tristeza, porque a veces aunque una persona nos haga daño, nos aferramos al recuerdo de esta y nuestra mente juega con nosotros haciéndonos recordar sólo los buenos momentos e ignorando lo que nos hizo alejarnos.
Flores que me dio, y que ya estaban tan marchitas como lo nuestro
Aprendiendo sobre como se hacen los batik (Ropa tradicional indonesia) en Surakarta
Asni (la chica de enmedio) y yo vivimos juntas por dos años en Serbia. Ahora que ella regresó a su país, fui a verla a Malang.
Después de dos semanas en Indonesia decidí que no quería seguir en ese país y salí rumbo a Malasia. Durante mi estadía en ese país por fin pude poner fin a todo lazo con el que se convirtió en mi ex novio de Alemania. Desde ese momento me sentí mejor y pude disfrutar del viaje que estaba haciendo. Conseguí un voluntariado en un pequeño resort y pasé casi tres semanas en un lugar lejos de la ciudad. No vi prácticamente nada de Malasia, sólo Kuala Lumpur e Ipoh, pero me sentía muy bien después de ese mes.
Las Torres Petronas en Kuala Lumpur son hermosas en persona.
Amo las serpientes
Pintando huevos de pascua con los visitantes en el resort. Como sufría en mi trabajo.
Llegué a Viet Nam con muchas energías y lista para recorrerlo de sur a norte. Disfruté en demasía el país. Llegué a Ho chi Minh sin tener idea de cual sería mi siguiente paso. Los locales y otros viajeros que venían del norte me iban dando recomendaciones. En esa ciudad conocí a un australiano que me cautivó. Nos llevamos muy bien inmediatamente, aunque sólo nos pudimos ver dos días. Eventualmente nos encontraríamos en Hoi An, Hue y Hanoi. No viajamos juntos, pero nos veíamos cuando coincidíamos, y aunque me haya roto el corazón en Hue, me ofreció algo que valoro de sobremanera, su amistad. Quedé encantada con Sapa y sus campos de arroz, pasé horas explorando los callejones de Hanoi y me relajé en la playa de Hoi An. Un país hermoso en el que un mes se fue como agua.
Pho, lo que comí casi todos los días en Vietnam
Entrando en uno de los túneles Cu Chi usados durante la guerra contra Estados Unidos
Un parque acuático abandonado cerca de Hue
Descubriendo mi nueva pasión como vendedora de frutas en Hanoi
Había conseguido un voluntariado de dos meses en un hostal en Seúl en Corea del sur. Aún no se la razón, pero me enamoré perdidamente de ese país. Me encantaba salir a recorrer sus calles, templos, parques, cafés... todo. Me hacía sentir bien estar ahí, estaba contenta. Tuve muchos problemas también, pero siempre encontraba una solución. Conocí a muy poca gente, pero no me importó, me sentía bien descubriendo la ciudad sola. Sin embargo por diversas circunstancias pasé un cumpleaños horrible. Una de las razones fue que me habían roto el corazón nuevamente, pero existen otras razones de requerirían una explicación demasiado larga.
Vista de la ciudad desde el parque Namsan
Gato del que me enamoré en uno de los cafés de gatos de Seúl
La aldea tradicional Bukchon
El karaoke es parte de la experiencia
En la cima de una de las montañas en el parque nacional Bukhansan
En julio fui a Japón, mi madre y mi hermano llegaron un par de horas antes que yo. Fue una gran experiencia. Es un país que tiene mucho que ofrecer. Es hermoso, moderno, lleno de cultura y demasiados templos. Llegó un momento en que nos saturamos de templos haha. Fuimos a Tokio, Kyoto, Osaka, Nara y Kobe, y probamos el ramen en cada lugar. Creo que es lo máximo que se puede recorrer en dos semanas. Fue una experiencia única y aunque sea una histérica, espero que mi madre y hermano la hayan pasado bien.
Mi mamá se pudo reunir con sus amigas japonesas que había conocido en México
Obvio una foto con Hachiko :,(
El tempo dorado en Kyoto
Un venado sacándose de onda conmigo haha
Delicioso udon yummy
El castillo de Osaka
Regresé a Corea, pues quería pasar un mes más allá. Sin embargo el gusto me duró poco pues dos semanas después me quedé sin un lugar para dormir. Había estado de voluntaria en un hostal, pero no mas. Pensaba en buscar otras opciones en Seúl pero ese mismo día me rompieron el corazón nuevamente y ya no quería seguir ahí. La vida me llevó a Busan, la segunda ciudad más grande localizada en el sur. Pasé 3 semanas tranquilas, conseguí un novio al que le tuve cariño pero no me enamoré, descubrí que la ciudad tiene mucho más que ofrecer de lo que esperaba y finalmente me despedí del lugar. Era hora de regresar a Europa, además de que debía pagar la anualidad al almacén que guarda mis cosas en Serbia.
Café de ovejas, ya no saben que inventar
Line café, es tan lindo!
Esperando el tren a Busan, kemosion
La aldea cultural Gamcheon,un lugar lindísimo lleno de murales y decoraciones
Templo Haedong Yonggungsa, me encantó. Después de eso un amigo y yo caminamos hasta llegar a la playa
Templo Beomeosa
Llegué a Timisoara, Rumanía. Pasé un par de días y después fui a mi amada Serbia. Tenía pensado estar ahí 2 semanas y que me quedé dos meses y medio porque cometí el error de comenzar una relación amorosa tóxica (Viendo lo fácil que caigo en esas cosas, estoy considerando la soltería perpetua). Amo Serbia, pero lamentablemente no la pude disfrutar tanto, al final tuve que mentir para poder salir del país y terminar esa relación.
Timisoara es encantadora, perfecta para un fin de semana
Según esto me vistieron como chico hahaha
Amistades contrastantes :)
Nunca había fumado tanto en mi vida! El ritual de cada semana.
Mi hermoso Belgrado *^*
Mi ultima noche en Belgrado con mi amigo Connel 8D
Pasé dos días en Budapest, uno en Praga, me enfermé casi una semana en Cracovia, me di una vuelta por Varsovia y visité a una amiga en Gdansk. Adoro Polonia y me hubiese encantado pasar más tiempo allá.
El zoológico de Praga es considerado uno de los más bellos de Europa
El antiguo gueto judío en Cracovia
Selfie fail en Varsovia
Me encanta
Gdanks se ve muy similar haha
Llegué a Utrecht en Países Bajos para ver a unos amigos. Fuimos a un par de ciudades, salimos, cocinamos y finalmente me fui a Amsterdam para volar a Irlanda. Por un golpe de suerte había conseguido un vuelo a Dublín por 10 euros.
El memorial de guerra Madurodam, posando frente a la torre de Utrecht
Giethoorn, un pequeño lugar al norte de Países Bajos donde en vez de coches, usas botes para transportarte
Son un amor de personas. México, Colombia y Serbia
Inmediatamente al llegar hice dedo hasta Armagh, donde me reuní con mi amiga Eli, a quien había quedado de visitar desde octubre del año pasado pero por diversas circunstancias no se había podido. Y he estado aquí desde entonces, me di una escapada a Belfast y Derry por una semana. Celebré el año nuevo en soledad, ya que ella se fue a Inglaterra con su novio y yo me quedo aquí hasta el 18 de enero.
Pez azul en Belfast
Cave Hill, Belfast
Derry
La muralla en Derry es la mejor conservada en Irlanda del Norte
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