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miércoles, 19 de julio de 2017

Un ovni, muchas fronteras y una bella ciudad.

La mañana había llegado, el tiempo seguía su curso contra mis deseos. Ese día debía dejar Utrecht y no había vuelta atrás. Rob tuvo que ir muy temprano a un compromiso que tenía, me pasé toda esa hora en el sillón negando mi realidad. Todo lo que pasaba por mi mente es que no podía hacer nada, todo estaba fuera de mi control. No importaba cuanto llorase o desease, al final saldría por esa puerta para no volver. Rob regresó. Lo veía mientras realizaba tareas cotidianas y me hundía más y más en mi desesperación. El dolor de los días anteriores palidecía ante este.
Traté de calmarme, de vestirme y preparar todo. Dejé las llaves de su apartamento en la mesa de la sala y salí para siempre. Me llevó a donde me pararía con mi letrero que se leía Eindhoven y nos despedimos. Por primera y única vez le dije directamente "te amo", siempre encontraba formas de no decirlo tan directamente. Nos dimos un abrazo y se fue... Sentía un hueco en el estómago. Tuve que reunir todas mis fuerzas para pararme a la entrada de la autopista con una sonrisa falsa mirando a todos los conductores que me hacían señas indicándome que no se dirigían hacia mi destino o que simplemente me ignoraban. Habían pasado unos 20 minutos, la verdad no me importaba el tiempo, me sentía aturdida. Un chico se detuvo, me dijo que no iba a Eindhoven, pero me podría dejar en una gasolinera a unos kilómetros donde sería más fácil que alguien me llevase. Acepté y me subí al auto, el cual tenía un cristal roto ya que alguien había robado la radio durante la noche. Me es raro ver esas situaciones en países como ese, pero en todos lados pasa. El chico era interesante. Viajó 4 años por latinoamerica, Asia y Europa. Después de eso encontró lo que quería hacer de su vida y regresó a su país a estudiar. Me dio el contacto de un chico que hospeda en Estrasburgo, Francia y nos despedimos una vez que llegamos al destino. El problema con las gasolineras es que lo más eficiente es hablar con los conductores, pero no tenía la fuerza de hacerlo, apenas me atrevía a cruzar mirada con ellos. En una situación mejor no me interesa si me ignoran o responden mal, pero en ese instante no podía. Decidí caminar a la salida y hacer dedo para los que se fueran yendo. Tuve mucha suerte pues el segundo carro que pasó se detuvo. Era un señor mayor que estaba muy orgulloso de un hobby de él y su esposa. Cada año van al festival de Venecia y llevan un disfraz hecho por ellos. Me enseñó las fotografías y era impresionante. Sus disfraces estaban llenos de detalles y se miraban espectaculares. Después de aproximadamente una hora de camino llegamos a Eindhoven. Tuve la fortuna de que me dejase justo frente a la puerta de mi anfitrión, ya que el vive a 500 metros de ahí. Le agradecí y fui a tocar el timbre, aunque al parecer llegué en un mal momento. Me abrió la puerta un chico mojado en toalla. Me disculpé mientras él me decía que no había problema y regresaba al baño después de indicarme donde quedaba la sala. Fui a sentarme al sillón a esperarle. Cuando regresó me volví a disculpar pero me dijo que no le importó. Nos reímos de eso y hablamos por un rato antes de salir a la ciudad. Después de un intento totalmente fallido de enseñarme a andar en bicicleta me llevó en la parte de atrás de la suya. En serio, es un horror pasar tiempo en los Países Bajos y no poder usar una. Primero me llevó a una granja orgánica. Creí que quería comprar algo pero no, sólo era mostrármela. De ahí pasamos a una tienda de bicicletas porque tenía que comprar ruedas nuevas. Pues bien, ahora debíamos cargarlas por toda la ciudad. Básicamente los dos nos metimos en ellas y así íbamos en la bicicleta. No quiero ni pensar como hubiese terminado eso si nos caíamos.


Queeeeeso

Llevó las ruedas así todo el día
Paseamos por el centro, compré un pastelito con marihuana... ya era hora después de tantas veces de regresar al país, y fuimos a una vieja zona industrial que ahora tiene tiendas y demás dentro de las fábricas. Es bastante hipster, fue lo que más me gustó.




Para la tarde-noche él tenía un compromiso en un café por un proyecto referente a los extranjeros viviendo en la ciudad. Me dijo que terminaba a las 10 y que mientras podía andar por la ciudad. Fui a un sillón a buscar en internet algo interesante que hacer... me quedé dormida. Aún no logro comprender como puedo ser tan floja, a tal punto de quedarme dormida con el celular en la mano. Ya en su casa me preparó algo de café para comer con la rebanada de pastel que había comprado. Vaya decepción. Sabía bien pero no tuvo ningún efecto en mí, el pastel más caro de mi vida.

Puras mentiras este pastel
En la mañana me desperté un poco tarde. Cociné algo con cosas que habíamos comprado el día anterior y no tenía ni idea de donde estaba mi anfitrión. Supuse que tenía cosas que hacer, por lo que comí y salí a caminar. Fui a un edificio con una forma singular...

Y de ahí al centro. A eso de las 5 de la tarde mi anfitrión me escribió diciéndome que había estado dormido todo ese tiempo. Le dije que había visto que tenían una exposición gratuita en la expo con forma de OVNI y que iría ahí. Él esperaría a otra chica de couchsurfing que se quedaría por la noche. Llegué al lugar pero no había nadie, se veía muerto. Entré al edificio y estaba vacío, por lo que decidí encaminarme a la casa de mi anfitrión. Llegué, mi celular se conectó al wifi y veo un mensaje de hacia 20 minutos. Él y la chica habían ido para allá, como no tuve Internet en los 40 minutos que tomaba caminar hacia allá, no me había enterado.



Me escribió que regresaría para abrirme la puerta. Al parecer si estaba abierto, sólo tuve la mala suerte de llegar cuando no había nadie. También me dijo que no era la gran cosa, aunque supongo que sólo lo dijo para que no me sintiera mal. La otra chica iría después a un lugar llamado la ciclovia de Van Gogh-Roosegaarde donde el pavimento se ilumina cuando pasas con la bicicleta. Pequeñas cosas que me pierdo por no poder subirme a una. Al final sólo pusimos una película de acción y pasamos una tarde tranquila. Estábamos mirando un programa sobre karaoke extremo cuando la chica regresó. Una estadounidense que le estaba dedicando dos meses a viajar por los Países Bajos. Sólo hablamos hasta que nos dio sueño. Cuando estaba en la cama mi anfitrión pasó a despedirse y me dijo que si quería podía pasarme a su cuarto. Me hizo gracia lo directo que fue. Ahora, no me sentía particularmente atraída por él, pero no sé por cual estúpida razón acepté. Varias veces me pasó por la cabeza "¿Y si sólo le digo que mejor no y regreso a la otra habitación?" Pero no lo hice. No me arrepiento, pero tampoco es un recuerdo que me cause emoción alguna. No dormí con él, para mí eso era demasiado íntimo. Prefería estar sola. A la mañana los tres tuvimos un buen desayuno, hablamos de nuestros planes, de viajes pasados y de nuestras impresiones de la ciudad. A la una de la tarde salí para ir a Breda. De Breda me habían hablado mucho, en el pasado conocí a varias personas de esa ciudad, como una cita de tinder en Malasia que tuve con un chico de ahí, y siempre me quedó la curiosidad de ir. Pero primero había un pequeño lugar por el que quería pasar. Saqué mi letrero que decía Tilburg y en 5 minutos alguien se detuvo. Por suerte el conductor me dejó en la parada del autobús que necesitaba. El autobús 132 va de Tilburg a Breda pasando por Baarle-Nassau/Baarle-Hertog. El boleto para usar transporte en la zona por todo el día es de 6 euros. Pero, ¿por qué quería ir ahí? Esa zona tan pequeña cuenta con el conjunto de fronteras más complicada de Europa. Se trata de 23 enclaves belgas en territorio holandés y 7 enclaves holandeses dentro de esos enclaves belgas. O sea, hay pedazos de Holanda dentro de Bélgica que a su vez está dentro de Holanda. Las fronteras pasan por todos lados, dividen casas y comercios. En una calle, de un lado está un país y cruzando es ya otro. Y eso es todo, no hay nada más de especial en el lugar. Es muy pequeño y todo mundo se me quedaba viendo. Supongo que no se ve muy seguido a alguien con una mochila y saco de dormir en la espalda.














Fui a la parada de autobús y una hora más tarde ya estaba en Breda. Caminé un poco por el centro y compré una croqueta en una de esas maquinas expendedoras que hay por varios lugares. Encontré wifi y mi anfitrión de cs me dijo que tenía trabajo hasta tarde pero su compañera de piso estaba ahí y podía abrirme la puerta.


Puesto que tenía el boleto de transporte público para todo el día, no desaproveché la oportunidad y tomé el autobús a su casa. Al llegar me recibió una chica pelirroja alemana, para quien el concepto de couchsurfing era algo nuevo y no sabía que hacer. Le dije que puesto que no era mi anfitriona podría simplemente seguir haciendo sus cosas, pero optó por llevarme a dar una vuelta por el centro.




Más tarde cocinamos algo de pasta y al terminar de cenar llegó mi anfitrión del trabajo. Dudé mucho en escribirle ya que tiene 21 años y pensé que no nos llevaríamos bien o que a él le parecería raro que alguien de mi edad le escribiera, pero pareció no importarle en lo absoluto. Es un chico italiano estudiando en Breda.

Ya era tarde, así que no pudimos hablar mucho, sólo me contó un poco de sus viajes. El verano pasado había hecho dedo por Canadá y Estados Unidos, lo que es un poco más complicado considerando las distancias. Allá es mucho más fácil quedarse en medio de la nada.

Más tarde armó la cama y me dio una cobija. Al día siguiente no teníamos plan. Yo de broma sugerí ir in bicicleta hasta Bélgica, para mi sorpresa dijeron que si. Pobre de mi anfitrión que me tuvo que llevar atrás todo el camino. La frontera está bastante cerca así que realmente no fue mucho problema. Apenas la cruzamos nos sentamos en una banca a comer algo rápido y de ahí nos fuimos hacia un lago. El agua se veía tan clara que me dieron muchas ganas de nadar, pero hacía frío y no traía traje de baño. De todas formas disfruté mucho el estar sólo sentada ala orilla.










En la tarde mi anfitrión debía de trabajar, pero unos amigos suyos organizaron una BBQ y terminé ahí mientras el trabajaba. Lo bueno es que era bastante internacional, así que casi todos hablaban en inglés (Excepto los italianos, que cuando se juntaban y hablaban en su idioma). El objetivo era usar el árbol de navidad para asar la carne, fue gracioso ver como lo trataban de cortar.

No voy a negar que fue un poco extraño, soy más bien introvertida por lo que me cuesta estar con tanta gente nueva. A veces hablaba y otras me encerraba en mis pensamientos. Al final no fue tan mal, pero si terminé agotada.

                           
Mi anfitrión me llevó a la BBQ en su bicicleta antes del trabajo, así que me tocó llevar esa caja en mi espalda.


El siguiente día sólo dimos una vuelta por la ciudad. Estuve buscando nuevos marcadores para hacer mis letreros y fuimos a comprar ingredientes ya que preparé chilaquiles. La idea original era hacer un paseo en bote, pero el clima no fue favorecedor.




En la tarde noche acompañé a mi anfitrión a una reunión con unas amigas que había conocido en un viaje que hizo a Georgia. Fue en un restaurante, el cual encontré bastante caro, así que sólo ordené un capuccino, además de que no tenía tanta hambre. Oh la vida de una nómada pobre. 

Dentro de todo me encantó mi estadía en Breda. Dentro de todo creo que no es una ciudad donde haya muchas actividades que hacer, o sea, que si hubiese ido por mi cuenta sin conocer a nadie con un día hubiese bastado. Mi anfitrión y su compañera de piso son personas adorables y divertidas. Reí muchísimo y no pensaba en mi corazón roto. Compartimos muchas historias y planes a futuro. Me dijo que planeaba ir a visitar a su familia desde Breda hasta el norte de Italia en bicicleta. Creo que debería de preguntarle que tal le fue.

Finalmente me dejaron a las afueras de la ciudad para hacer dedo a mi siguiente destino, Amberes en Bélgica. La verdad es que fue difícil ya que no había un buen lugar para pararse, al principio estuve en esa estación de gasolina, pero parecía haber puro trafico local, así que caminé un poco más hasta la entrada a la autopista. Ahí el problema era que dependía de los carros que se detuvieran durante la luz roja del semáforo, la cual duraba muy poco. Después de más de media hora esperando una mujer me dijo que subiera, así que salté dentro del coche antes de que el semáforo cambiara a verde. Me dijo que ya me había visto y se regresó para recogerme. Si es que hay gente muy buena en este mundo.

En el camino me fue contando que la mitad del mes la pasa en Marruecos y la otra mitad en Bélgica por cuestiones laborales, pero ahora que había encontrado al hombre ideal quería empezar a formar una familia y estaba viendo si podría quedarse definitivamente en Bélgica o viajar menos a Marruecos.


Y al final de cada entrada pondré mi lista de gastos en los lugares a los que fui.

3 al 8 de mayo:

05 pastel galáctico 
04 medias 
01.3 hamburguesa 
06 Boleto Tilburg - Breda 
01 croqueta 
02 comida 
02.8 coca y papas 
05.5 chilaquiles

27.6 euros

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