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martes, 6 de diciembre de 2016

Días de Enclaustro Voluntario

Bien dicen que no podemos huir de nuestros problemas. No importa que tan rápido me mueva ni que tan lejos viaje, jamás podré escapar de mi misma, de lo que soy.

He pasado casi 6 días enteros sin poner un pie fuera de esta casa. No tengo ni las energías ni el deseo de hacerlo. No es la primera vez que me sucede algo similar, el año pasado mientras vivía en Hannover tuve el mismo problema. Mis días se llenan con actividades mundanas como cocinar o limpiar. Las horas pasan frente a una pantalla mirando tonterías en estado casi vegetativo. La tontería de esta semana ha sido Padre de Familia.

No se si soy floja o es algo más. Es frustrante no tener deseos de hacer nada. Estoy en un país nuevo lleno de lugares preciosos para ver y decido quedarme encerrada. ¡Que estupidez! La culpa por no salir me consume, pero no es suficiente como para hacerme levantarme de la cama y hacer algo.

Quisiera culpar a las circunstancias. Estoy sola en el medio de la nada, el transporte es prácticamente inexistente, hace frío, anochece muy temprano y mil excusas más. Pero no, aunque todo este esté sucediendo, cualquier otra persona trataría de visitar lugares y pasarla bien, pero no yo. Yo me derrumbo y decido quedarme tras estos muros.


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